martes, 2 de diciembre de 2014

De soleras y cansadas

Estamos solteras. Y somos felices. Porque no nos conformamos con lo primero que cazamos al vuelo.

Nos merecemos nuestro final feliz, con su príncipe azul y sus perdices. No nos importa que nuestra historia tenga unas cuantas páginas más. Nos lo merecemos. Tanto las románticas empedernidas que quieren un brazo por encima en el cine, una rosa junto al desayuno, o el último libro de Nicholas Sparks; como las antisociales amorosas que prefieren que les roben las palomitas, acompañen su desayuno con el periódico o el último premio Pulitzer. No estamos casadas, ni volveremos a estarlo hasta que tengamos muy claro que ÉL es el indicado. El que nos va a abrazar bajo la manta para darnos calor en una tarde de invierno y el que se va a reír de nosotras cuando tropecemos en la calle. El que no va a recordar lo guapas que estamos en pijama y sin maquillar ni peinar. El que nos va a regalar nuestro libro favorito, o una taza con coronas de princesa, el día menos pensado. El que va a saber saber lo que queremos, el que va a entendernos, apoyarnos y comprendernos. El que nunca va a darte la razón si no la tienes. El que va a saber si puede regalarte un viaje sorpresa a París en el último momento, o avisarte con una semana de antelación (para evitarte un ataque de ansiedad por falta de control) de un viaje sorpresa a Copenhague. El que va a saberlo todo de ti. El que va a contarte todo sobre él.

Todas las solteras exigentes somos también diferentes. Pero todas tenemos algo en común: tenemos tan claro lo que no queremos, que estamos muy seguras de lo que queremos. No nos importa tener que esperar por ello, porque las solteras soleras jamás seremos casadas cansadas.


Dedicado a mi amiga M. con todo el amor que guardo.

martes, 11 de noviembre de 2014

Crónica de una españolita viviendo el #9N

Puede que algunos me llamen loca por haber hecho un viaje de ida y vuelta a Barcelona, desde León, por carretera, en tres días. Pero tengo un buen motivo, dada la oportunidad, para este viaje exprés. Cuando me ofrecieron ir a Barcelona unos días, con fecha de ida el 6 de noviembre, solo tuve que echar cuentas para contestar SÍ. Solo disponía de cuatro o cinco días, lo que me daba un margen de hasta el día 10. ¿Qué mejor plan de domingo que saber lo que pasa el #9N? Harta de la manipulación mediática de los hechos y de que una pésima gestión del gobierno nos haga cambiar de acerca constantemente, decidí ver lo que pasa en Cataluña con mis propios ojos, oír lo que la gente en verdad dice con mis propios oídos.

El domingo por la mañana me levanté con el sol, que en Barcelona, por cierto, sale una hora antes que en León, y antes de las 10 ya estaba en el metro, en dirección al centro del jaleo. En una mano el móvil, en la otra mi cuaderno, me planto en la plaza de Sant Jaume, a ver que se cuece.






TRANQUILIDAD. Se cuece tranquilidad. Se ve mucha seguridad alrededor del Palau de la Generalitat, pero nada de movimiento. Decidiendo que quizá sea pronto, cambio el cuaderno por un café venti del Starbucks y me voy a la plaza de la Catedral a disfrutar de la sardana un buen rato.

Cuando vuelvo a la Generalitat ya se respira más 'catalanismo'. Lo entrecomillo porque catalanes son, probablemente, el 99% de la gente que se aglomera en la plaza: su ideología va a parte, pero todos dan su opinión (con más o menos educación). Aparecen los oradores espontáneos anti-independentistas que expresan sus razones (siempre en catalán) para querer una Cataluña española, y los oyentes que le responden con razones para una Catalunya independiente. Todo con buenas maneras, un debate en toda regla, digno de aplausos.
El discurso de este chico fue realmente interesante.


Pero, por supuesto, también aparecen los españolistas...


... y los que, por supuesto, no podían faltar este día: los independentistas.




Estos dos últimos colectivos son los que no entienden de educación. Cualquier ideología es respetable siempre que no se radicalice. Y aquí está el problema de esta gente: gritos, insultos y faltas de respeto a los contrarios.

Al contrario de la impresión que nos ofrecen los periódicos nacionales, ni todo es tan blanco, ni todo es tan negro: en Cataluña, como en todas partes, sigue habiendo de todo. A pesar del porcentaje del 81% a favor del , hay que tener en cuenta que solo una tercera parte de los catalanes acudió a las urnas (y debido a la falta de control, algunos más de una vez...). Haciendo un poco de sondeo por mi cuenta en la calle, toda la gente que me dijo que no había ido a votar hubiera votado que no «si valiera de algo y no fuera de mentira». Algo de consulta si ha habido.


Finalizo el post con lo mejor que vi, sin ninguna duda, durante la mañana del #9N. El señor Mas propuso una consulta alternativa organizada por voluntarios, ¿no es así? «Tu (falta de) inteligencia decidirá nuestro futuro», rezaba el cartel de este espontáneo que se paseaba por la plaza con la urna colgada y su propia consulta «independiente inteligente». Este hombre permitía y animaba a votar a cualquier persona presente, también extranjeros. Cuando le pregunté si yo también podía, siendo española pero no catalana y con una firme opinión al respecto, me contestó: «no solo al pueblo catalán le afecta la independencia: en una consulta, todo el mundo debería poder dar su opinión. La independencia ya es otro tema... ya se verá».



miércoles, 15 de octubre de 2014

The culo of Europe

"A relaxing cup of café con leche en Plaza Mayor". Una frase que rompió fronteras y convirtió a España en el hazmerreír del mundo gracias a la maravillosa señora alcaldesa de nuestra capital. "Soy español, ¿a qué quieres que te gane?". Desde luego, nadie nos gana en hacer el ridículo. 

Esta semana me he topado con una imagen muy preocupante sobre el panorama lingüístico europeo. Yo, que el año pasado me harté a exponer la variedad lingüística española en tierras finlandesas (somos un país muy rico en lengua: tenemos cuatro oficiales y muchas no oficiales), no puedo decir que me haya sorprendido del bajo porcentaje de la población española capaz de mantener una conversación en inglés: si no conocemos las nuestras propias, y de hecho las estigmatizamos, ¿cómo vamos a aprender otras extranjeras? Lo que sí me ha sorprendido es que solo haya un país, uno solo, con un porcentaje inferior al nuestro. Y esto en el mundo global es muy alarmante. Así lo muestra el lingüista y matemático checo Jakub Marian en su web:

Porcentaje de la población capaz de mantener una conversación en inglés

Una vez más, bravo por el sistema educativo español y sus "cualificados" profesores de inglés. Y ojo, aquí hablo por experiencia propia (cualquiera que compartiera instituto conmigo sabe a quién me refiero), no pretendo generalizar, porque sé de primera mano que también hay profesores excelentes. Lo que no podemos hacer es criticar la falta de conocimientos de inglés a una generación a la que se empezó a impartir lengua extranjera en la ESO (la anterior a la mía) o a la generación de "no sabéis inglés, pero dais Naturales en él" (la siguiente). Lo de implantar una educación bilingüe en los primeros cursos de secundaria me parece una de las ideas menos acertadas de los últimos años. Está muy bien que los niños (y ya no tan niños) aprendan inglés, pero tienen que hacerlo bien, no de golpe y porrazo para que, además de inglés, suspendan también ciencias o historia por el simple hecho de no entender lo que les explican. Y entre estas dos generaciones queda la mía, bailando el limbo entre medias, los que si quisimos formar parte de este triste porcentaje, tuvimos que sacarnos las castañas del fuego solos.

A parte de la lengua global, también podemos conocer los porcentajes de fluidez en otros de los idiomas más estudiados, como francésalemánitaliano o ruso, además del español, que encontraréis al final del post como un sabroso postre.

Pero el del inglés no es el único de los mapas de Jakub Marian en el que España está a la cola en el tema de las lenguas extranjeras. También podemos comprobar como nos quedamos atrás en el número de lenguas que hablamos (solemos estar limitados a la que empezamos a chapurrear al año con 'ma-ma', 'pa-pa'). Aunque eso sí, en este tenemos el consuelo de que no estamos en rojo: parece que a los hablantes nativos de la lengua reina les importa poco aprender otros, y a nuestros vecinos lusos también les da un poco igual. Sin embargo, el número más bajo se va para Hungría... y yo lo entiendo: en aprender el suyo propio tienen que poner ya demasiado esfuerzo (si conocéis a algún/a húngaro/a sabréis por qué).

Media de lenguas habladas con fluidez por habitante

Como dato extra, que no tiene demasiada relación con el resto, en otro post se muestran tres mapas diferentes que muestran la primera, segunda y tercera lenguas extranjeras (o no maternas: no quiero entrar en debates soberanistas... lo entenderéis al ver el tercer mapa) que más se hablan en cada país. Y es lo que más me ha llamado la atención. Porque, se mire como se mire y se pongan como se pongan, en hablar español no nos gana nadie.

Porcentaje de la población capaz de mantener una conversación en español

Me queda el consuelo de que somos un país en vías de desarrollo educativo. De los padres preocupados que quieren que sus hijos aprendan inglés desde pequeños. De las listas de espera en las escuelas de idiomas para aprender inglés, que demuestran el interés que le pone la gente de a pie. De los bichitos raros que dedicaremos nuestro tiempo en intentar que España, al menos en este aspecto, solo esté a la cola de Europa geográficamente.


Fuentes / Sources:
  -  "Maps". Jakubmarian.com. Jakub Marian. n.d. Web. http://jakubmarian.com/category/maps/

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Little things make life so meaningful

Una tormenta de verano. Un rayo de sol en invierno. Un bebé que te devuelve la sonrisa. Tu postre favorito en tu día menos favorito. Quitarte las botas al llegar a casa un día de invierno. Ponerte las zapatillas que estaban encima del radiador. Hacerte un lío al quitarte los pantalones, caerte y quedarte en el suelo riéndote a carcajadas de ti misma. El momento en que vuelve tu serie favorita y cantas la intro más alto que tu canción favorita en un concierto. Un abrazo con esa amiga a la que hace tres años que no ves. Una caricia de esa persona que es especial y no lo sabe. Ver los recuerdos gráficos de los buenos momentos en un día de bajón. Que alguien te diga que te admira, por la razón que sea.

Pequeños detalles que pasan desapercibidos para el mundo y lo paran para ti.


"I think it's important to find the little things in everyday life that make you happy."
- Paula Cole

lunes, 11 de agosto de 2014

Montamaleta | Barcelona no cansa


No sabría decir cuántas veces he estado en Barcelona.

No me canso de las Ramblas, ni me canso de la Boquería. No me canso de los paseos por la Barceloneta. No me canso de la fantasía del Parque Güell. No me canso de subir al castillo de Montjuïc, ni de bajar caminando por los jardines. No me canso de plaza España con sus torres, ni del palacio con sus fuentes. No me canso de Badalona, día y noche, de mi pequeño rincón fuera del turismo.

Una vez más me voy diciendo que ya falta menos para volver. Nos vemos pronto.

jueves, 12 de junio de 2014

Alegoría del pantalón viejo

Dentro de mí hay un alma escritora desde niña. Con el paso del tiempo, he tenido diversos blogs en los que plasmaba mis pensamientos y sentimientos, como un diario de la era tecnológica. Cada uno de esos blogs ha acabado desapareciendo por obra de la vergüenza que sentía hacia esos textos mi yo un año o dos más mayor y madura que cuando lo escribí. Un borrón y cuenta nueva, literalmente: la desaparición de un blog propiciaba la creación de uno nuevo.

Sin embargo, un texto permanece. Algo que me salió del alma. Algo que transmite a la perfección lo que sentía en el momento de mi decimonoveno cumpleaños. Algo que, a cualquiera que jamás hubiera estado en mi misma situación, le provocaba una sonrisa de entendimiento. Lo único que a día de hoy no miro con vergüenza. Hace cosa de tres años escribí mi "Alegoría del pantalón viejo".

Cuando compras un pantalón por casualidad, sin ningún esfuerzo y de poca calidad, el roce va poco a poco desgastando la superficie. A veces, aparecen pequeños agujeritos, que con un poco de paciencia conseguimos tapar, aunque ya nunca el pantalón será tal cual lo compramos. Llega un momento que un agujero, no más grande ni más pequeño que los demás, acaba rompiendo el pantalón hasta un punto en que decides que ya no merece la pena arreglarlo y lo acabas tirando a la basura. Es un pantalón que te sienta de maravilla y del cual te da mucha pena deshacerte, pero lo miras y piensas, que prefieres el recuerdo de los buenos momentos en los que lo llevabas puesto y te quedaba bien, a verlo cada día en el armario, sin moverse y sin querértelo poner, por miedo a que se rompa aún más. Quizás ahora no quieras tener uno nuevo, del mismo tipo, para que te vuelva a pasar lo mismo. Quizás solo vayas de tiendas y te pruebes varios, aunque no te los llegues a quedar. Quizás prefieras esperar. Esperar y esforzarte para poder comprar unos nuevos y de buena calidad, para que nunca se rompan, y que te sienten tan bien que nunca te canses de ellos.

sábado, 24 de mayo de 2014

Kiitos paljon

"As is a tale, so is life: not how long it is, but how good it is, is what matters.”
- Seneca


Escribo esto con los ojos vidriosos, a punto de desatar un nuevo diluvio universal. Desde una silla que ya no tiene la camiseta de la selección española vistiendo el respaldo. En una mesa vacía de libros, papeles escritos en un idioma ininteligible, y basuras acumuladas día tras día. Frente a la pared, porque la mesa ya no mira a la ventana: vuelve a estar como la encontré. De espaldas a una cama desnuda, ocupada tan solo por la funda del ordenador, que espera a su inquilino para volver a casa. Todo encerrado en cuatro paredes blancas sin fotos de mil y un momentos, sin recuerdos en papel, sin la bandera de la mi tierrina. En el suelo, una maleta con tres kilos extra, junto a todas esas cosas que no me podré llevar y que se suman a las personas que no me podré llevar; las que se van a Alicante o a África (o como ellas le llaman, Canarias), a Madrid o a Cantabria, o a Chipre, a Alemania... o las que se quedan aquí, en Finlandia.

Y echaré de menos los lagos, los bosques, los carriles bici en cada calle, las catedrales feas y el mercado cada mañana. Los paisajes de postal en cualquier rincón, los atardeceres que pintaban el cielo con una inmensa paleta de color, los amaneceres de madrugada y los de mediodía, las noches de 2 horas y las de 20.



Y los cafés a todas horas, las tardes de biblioteca, las noches de crepes y cantar Anastasia. Las sobremesas y la comida del domingo ya no serán algo especial, solo nuestro. Como tampoco lo será dar dos besos y hablar muy alto. Ni reírnos con un "jajajajajaja".

Porque sé que en menos de una hora cerraré la puerta número 15 para siempre.
Porque sé que en un par de horas subiré a un avión con billete solo de vuelta.
Porque toda historia tiene un principio y un fin.
Y el fin de esta... es ya.

Adiós a una experiencia, quizás una de las más importantes de mi vida.
Hasta pronto, Finlandia. Ha sido un verdadero placer. Gracias.


“This land, although not my native land,
Will be remembered forever.
And the sea's lightly iced,
Unsalty water.

The sand on the bottom is whiter than chalk,
The air is heady, like wine,
And the rosy body of the pines
Is naked in the sunset hour.

And the sunset itself on such waves of ether
That I just can't comprehend
Whether it is the end of the day, the end of the world,
Or the mystery of mysteries in me again.” 

(Anna Akhmatova)




viernes, 25 de abril de 2014

Montamaleta | Rumores en San Petersburgo



Toda niña ha tenido una princesa favorita cuando era pequeña. La mía no era una princesa Disney. Tenía su peli animada, pero era una princesa real apellidada Romanov. Desde bien niña quise conocer su ciudad, el hogar de Anastasia, la capital de la Rusia imperial, la ciudad de los zares: San Petersburgo.

¿Sabes ya lo que dicen en la capital?
¿Sabes ya lo que cuentan por ahí?

Un puñado de catedrales preciosas, con la majestuosidad de San Salvador de la Sangre Derramada en cabeza. Algo de comida tradicional rusa. El museo Hermitage, o el Palacio de Invierno: un palacio que es historia viviente, reconvertido en unos de los museos más importantes del mundo. Como contraparte, el Palacio de Verano en Pushkin de la emperatriz Catalina, con su oro y sus jardines, testigo del fin de la dinastía Romanov. Los canales, las calles, las plazas. El todo. San Petersburgo.

domingo, 23 de marzo de 2014

Time.

"The time you enjoy wasting is not wasted time."
- Bertrand Russell


A menudo se compara el tiempo con el agua. Algo en constante movimiento que, si intentas atrapar, se te escapa entre los dedos. Pero la naturaleza es sabia. Y si en algunos momentos decide congelar el agua, ¿por qué no hacer nosotros lo mismo con el tiempo? Somos jóvenes, pero algunos estamos madurando demasiado rápido. ¿Por qué hacerlo? Empezamos a preocuparnos por problemas de adultos, dedicamos demasiado tiempo a las banalidades del día a día. Nos olvidamos de disfrutar, de aprovechar al máximo cada momento. Nos olvidamos de perder el tiempo.

No lamentes ese café de media hora que acabó convirtiéndose en tres horas de charla y risas. En unos años será algo imposible de alargar, y pasarás la media hora de café recordando las charlas y risas de horas. Usa la cabeza. Pero que la sensatez no te impida sonreír, disfrutar, sentir. Nos queda poco tiempo para poder actuar sin pensar en las consecuencias, para vivir cada instante como algo único. Y no nos damos cuenta de capturar estos momentos, de hacerlos nuestros, de convertir algo tan efímero en algo eterno.



sábado, 8 de marzo de 2014

Promise me your eternity...

Una herida en el alma es no haberte podido despedir de quien te quiso toda la vida. No haber llegado a tiempo para decir un último adiós. No tener ni un año entero para seguir adelante. Una herida en el alma es la que dura toda la vida, la que no se olvida, la que no puede cicatrizar. Y duele.

Duele porque habéis sido egoístas. Porque me lo disteis todo menos tiempo para decir adiós.
Duele porque me habéis hecho vulnerable, porque ya no pude evitar derrumbarme.
Duele porque ya no os tengo a ninguno de los dos.
Duele porque os quería. Y os querré toda la vida.

I promise you my eternity.