sábado, 24 de mayo de 2014

Kiitos paljon

"As is a tale, so is life: not how long it is, but how good it is, is what matters.”
- Seneca


Escribo esto con los ojos vidriosos, a punto de desatar un nuevo diluvio universal. Desde una silla que ya no tiene la camiseta de la selección española vistiendo el respaldo. En una mesa vacía de libros, papeles escritos en un idioma ininteligible, y basuras acumuladas día tras día. Frente a la pared, porque la mesa ya no mira a la ventana: vuelve a estar como la encontré. De espaldas a una cama desnuda, ocupada tan solo por la funda del ordenador, que espera a su inquilino para volver a casa. Todo encerrado en cuatro paredes blancas sin fotos de mil y un momentos, sin recuerdos en papel, sin la bandera de la mi tierrina. En el suelo, una maleta con tres kilos extra, junto a todas esas cosas que no me podré llevar y que se suman a las personas que no me podré llevar; las que se van a Alicante o a África (o como ellas le llaman, Canarias), a Madrid o a Cantabria, o a Chipre, a Alemania... o las que se quedan aquí, en Finlandia.

Y echaré de menos los lagos, los bosques, los carriles bici en cada calle, las catedrales feas y el mercado cada mañana. Los paisajes de postal en cualquier rincón, los atardeceres que pintaban el cielo con una inmensa paleta de color, los amaneceres de madrugada y los de mediodía, las noches de 2 horas y las de 20.



Y los cafés a todas horas, las tardes de biblioteca, las noches de crepes y cantar Anastasia. Las sobremesas y la comida del domingo ya no serán algo especial, solo nuestro. Como tampoco lo será dar dos besos y hablar muy alto. Ni reírnos con un "jajajajajaja".

Porque sé que en menos de una hora cerraré la puerta número 15 para siempre.
Porque sé que en un par de horas subiré a un avión con billete solo de vuelta.
Porque toda historia tiene un principio y un fin.
Y el fin de esta... es ya.

Adiós a una experiencia, quizás una de las más importantes de mi vida.
Hasta pronto, Finlandia. Ha sido un verdadero placer. Gracias.


“This land, although not my native land,
Will be remembered forever.
And the sea's lightly iced,
Unsalty water.

The sand on the bottom is whiter than chalk,
The air is heady, like wine,
And the rosy body of the pines
Is naked in the sunset hour.

And the sunset itself on such waves of ether
That I just can't comprehend
Whether it is the end of the day, the end of the world,
Or the mystery of mysteries in me again.” 

(Anna Akhmatova)